La pasión por el off-road volvió a encender motores, con la esperada Ruta Vallarta 2025, organizada por el Motoclub TT. Un evento que recorre cientos de kilómetros de terracería y que se ha consolidado como una experiencia única de camaradería, adrenalina y amor por los caminos de la sierra jalisciense.
La ruta comenzó a mitad de semana, con la tradicional junta a patio cerrado, donde los más de 550 pilotos inscritos se dieron cita para revisar la logística, recibir instrucciones de seguridad y compartir esa vibra inconfundible de hermandad que distingue al club. En este espacio se habló de las rutas y brechas, así como anécdotas pasadas que reforzaron el espíritu de comunidad previo a la gran travesía.
A primera hora del día siguiente, el contingente partió rumbo a Talpa de Allende, enfrentando un trayecto desafiante que puso a prueba la destreza de cada piloto. Tramos de lodo, descensos en tierra suelta y cruces de agua fueron los protagonistas de una jornada donde la exigencia mecánica y física fue fundamental para poder completar varias secciones de esta ruta que atraviesa escenarios naturales de gran belleza.
La llegada a Talpa tuvo un sabor especial. El recibimiento de la gente de la comunidad, la diversidad de alimentos típicos de la región fueron la recompensa perfecta para los participantes. Entre risas, ajustes mecánicos y el ambiente festivo de la zona, los pilotos recargaron energía para continuar con la siguiente etapa.
Para el día viernes se dio el banderazo de salida con rumbo a Puerto Vallarta. El ambiente ya era de fiesta y las emociones crecían mientras la ruta ofrecía paisajes cambiantes, desde tramos con mucho polvo espeso, vistas espectaculares de la sierra de Jalisco que anunciaban la proximidad al Pacífico. Finalmente tras 2 días de ruta, apoyo mutuo y adrenalina sobre vehículos 4×4, el contingente descendió hasta el calor de Puerto Vallarta, donde la meta se celebró con alimentos característicos de la región frente al mar.
La Ruta Vallarta 2025 se reafirma como uno de los eventos off-road más emblemáticos del país. Una experiencia que no se mide en kilómetros, sino en la hermandad y las experiencias fuera del camino que vive cada piloto.
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